Desde el respeto que me producen todas las creencias, que es exactamente el mismo respeto que tengo por todas las incertidumbres, quiero sumar mi voz a la de aquellos que quieren para este país, y para todos los países, una sociedad laica, sin fundamentalismos religiosos de ninguna especie; desde esa perspectiva, me parece que la parafernalia en torno a la visita del Papa de Roma a Madrid es indecente, conduce al caos sentimental de la población y la reduce a espectadora deslucida del boato que va a imperar en algunas zonas de la urbe. Madrid como un gran confesionario. España debe centrar su educación en el respeto a la intimidad de las creencias; los excesos que se cometen en nombre del Dios de los cristianos, son excesos que, si hacemos caso a la doctrina de Jesucristo, ofenden al propio creador de la fe cristiana. Las sociedades deben ser laicas, razonables y respetuosas con los que creen y con los que no creen, que son iguales ante la ley y ante la vida.
Juan Cruz/http://blogs.elpais.com/juan_cruz/